Crónica desde la EURO TEA EXPO: un viaje sensorial entre artesanos, rituales y sabores

Llegó el segundo, y último, día de la primera EURO TEA EXPO. Volver al recinto con la emoción ya más serena me permitió algo maravilloso: mirar con calma. Caminar sin prisa entre los stands, observar los gestos de quienes presentaban sus creaciones y descubrir ese hilo invisible que unía a todos los expositores: el amor por las cosas bien hechas.

Entre tantas propuestas, hubo dos artesanos que me dejaron completamente fascinada: uno español y otro japonés, ambos dedicados al pottery manual. Sus piezas desprendían un nivel de detalle que solo nace cuando alguien trabaja con el corazón en las manos. Cada curva, cada textura, contaba una historia. Bastaba verlos de cerca para entender cuánta dedicación había desde el primer instante de la creación hasta el último pulido.

Pero las experiencias del día no acabaron ahí. Me sumergí en distintas sesiones que ampliaron mi mirada sobre el té y su universo. Aquí te las comparto.


Blind Tasting con Don Mei: cuando el té te enseña a desaprender

Entré sin expectativas, pero salí con una lección que pienso guardar por mucho tiempo. Don Mei comenzó recordándonos algo esencial:

“En una cata no se busca que todos pensemos igual. Lo sensorial es subjetivo.”

Y la experiencia lo demostró.

Nos entregaron dos tés diferentes. O eso creíamos. Uno tenía un aroma amaderado, profundo, casi añejado. El otro era fresco, herbáceo, como hierba recién cortada. Después de olerlos y diferenciarlos, preparamos el agua y comenzamos a “despertar” las hojas.

En el primer remojo ya hablaban. En el tercero prácticamente cantaban: el amaderado mostraba una clara personalidad de puerh, con esa fermentación que se queda en la lengua. El fresco, en cambio, evocaba praderas húmedas y vitalidad.

La revelación final nos dejó a todos en silencio: eran el mismo té. Un Huang Ye Puerh.
La única diferencia:

  • uno había pasado por un proceso de fermentación de 40 días,
  • el otro por solo 10 días.

La intensidad no hacía “mejor” a uno que al otro, aunque el mercado suele hacernos creer lo contrario. Don invitó a reflexionar:

“Que alguien diga algo distinto a nosotros no significa que esté equivocado. El té se vive en primera persona.”

Una enseñanza preciosa.


El arte del té argentino con Mirna Screpante

Como ingeniera industrial, la gestión de procesos siempre me ha fascinado. Por eso escuchar a Mirna hablar del té argentino fue un regalo.

Nos llevó hasta Misiones, una zona subtropical y húmeda donde una granja ecológica produce té verde, blanco y negro de manera respetuosa con la tierra. Cada variedad tenía un carácter propio, pero todas compartían un aroma inconfundible: ese “soy de aquí”, ese susurro que trae el terroir.

La experiencia me impresionó tanto que ya contacté a Mirna para visitar la plantación y entender más de cerca este universo artesanal.


Tea Ritual con Makota Noémie: una danza entre manos, hojas y silencio

Ver un ritual del té en vivo es entrar a un espacio donde el tiempo se desacelera. Makota cuidó cada movimiento como si fuera poesía: despertar las hojas, observar el comportamiento del agua, invitar al silencio.

Había una delicadeza casi coreográfica en la forma en que dejaba que la taza respondiera al calor, en cómo sus manos parecían danzar sin moverse del todo. Al final, nos ofreció un puerh sencillo pero elegante, como si fuera una extensión natural de su gesto.

Fue una experiencia profundamente humana.


Té artesanal de Myanmar con Phyu Thwe: transformar una historia difícil en oportunidad

Phyu compartió una historia que comenzó en un lugar inesperado: una Myanmar donde las comunidades sobreviven gracias a la extracción de piedras preciosas. La cultura del té era algo simple, casi simbólico.

Ella decidió cambiar ese destino. Vio en el té una oportunidad real para su comunidad y comenzó un proyecto artesanal que hoy produce té verde, blanco y negro. El oolong llegará más adelante, cuando logren dominar su compleja oxidación.

Nos mostró videos del proceso, de las manos que recolectan, de la emoción al ver el producto final llegar hasta Europa. Cada sorbo tenía ese sello único de origen, ese sabor que te dice: “Esto nació en Myanmar.”


Una última reflexión

La EURO TEA EXPO me dejó algo claro: detrás de cada té hay personas, historias y sueños. Artesanos que cuidan la tierra, productores que transforman realidades, maestros que nos enseñan a escuchar lo que la taza quiere decirnos.

Salir del evento con esta mezcla de inspiración, aprendizaje y gratitud me recordó por qué sigo este camino: porque el té es mucho más que una bebida…
es un puente.
Entre culturas, entre personas, entre mundos.

Y La Ruta del Té seguirá recorriéndolo.

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